El bibliotecario
Tomás Navarro Tomás ingresa por oposición en el Cuerpo de Archiveros, Bibliotecarios y Arqueólogos en 1909. En 1910 tomó posesión de la plaza en Ávila para trasladarse poco después al Archivo Histórico Nacional.
En 1922 ocupa el puesto de director de la biblioteca del Centro de Estudios Históricos.
En 1936 estalla la Guerra Civil y Navarro Tomás es nombrado accidentalmente director de la BNE así como vicepresidente de la Junta de Protección del Patrimonio Artístico y presidente de la comisión gestora del Cuerpo Facultativo de Archivos, Bibliotecas y Museos.
Como director de la BNE y presidente del cuerpo facultativo, llevó a cabo una labor decisiva para coordinar las acciones de salvaguarda del patrimonio documental español, frente a los bombardeos de la aviación sublevada. En octubre de 1936 se publica una orden del Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes por la que se clausura la BNE y los museos nacionales. En diciembre comienza la evacuación de los fondos más valiosos de la BNE hacia Valencia, Barcelona y posteriormente Ginebra.